Del laboratorio al mundial: la voluntaria argentina que vive el mundial desde adentro
- Laura Agena

- hace 5 días
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Es jueves por la tarde y después de 17 horas de vuelo y varias más de espera para hacer el check-in en mi alojamiento, finalmente llego al Ahoy Arena para el primer día de competencia en Rotterdam del 27º mundial adulto femenino de handball. Rumania y Croacia van a debutar en la competencia y yo busco la sala de prensa, que por suerte está cerca del ingreso al predio. Saludo al entrar y si bien todavía no hay mucho movimiento, ya veo algunas caras conocidas alistándose para una nueva cobertura.
Mientras me acomodo en una de las mesas, una voluntaria se acerca para ofrecerme la clave del wi-fi. “Cualquier cosa que necesites, estamos ahí sentados”, me dice en inglés. Le agradezco y le digo “¡Gracias! Soy Laura, de Argentina”, y me responde, en perfecto español: “Soy Gabriela, yo también soy de Argentina”.
Gabriela Doeswijk es de Los Toldos, provincia de Buenos Aires, pero vive en Rotterdam hace más de la mitad de su vida; y es una de las cientos de voluntarios que forman parte de la organización de un torneo de esta magnitud. Personas que llegan antes que todos, que se mueven entre pasillos, que cumplen con funciones claves que, ante los ojos de quienes van como espectadores, pueden pasar desapercibidas. Los responsables de que un torneo pueda llevarse a cabo, porque después de todo, sin esa cantidad de personas ayudando de manera desinteresada, cualquier evento sería inviable.
“Es una historia muy larga, pero bueno, yo solía correr y jugar al voley, hasta que después de tres operaciones de menisco no pude hacer más ejercicio, entonces pensé: ‘¿Y ahora qué hago? Bueno, voy a ayudar a otra gente que sí puede hacerlo, para que pueda hacerlo mejor posible, y que la gente que va a mirar también tenga la mejor experiencia posible’, así que ahí empecé a anotarme para ser voluntaria en la maratón de Rotterdam, y a partir de ahí me empecé a involucrar con una organización que se llama EventMakers, que organiza todo tipo de eventos deportivos. Ya participé como voluntaria en el mundial de voley, torneos de padel, de beach voley, los Invictus Games. Por eso me enteré de que estaba este mundial de handball; me anoté porque me parece un hermoso deporte, y de yapa me enteré de que Argentina jugaba en esta sede”, cuenta Gabriela mientras charlamos en la sala de prensa, su lugar designado para este torneo.
PM: ¿Hace cuánto que estás acá y qué te trajo a Rotterdam?
GD: Bueno, yo estoy hace 24 años acá y me trajo la economía Argentina (risas). Mi papá es holandés, así que todos en mi familia teníamos la nacionalidad, pero él vivía desde chiquito en Argentina, o sea que es más argentino que nosotros. En el 2001, cuando se vino todo el lío, dijo “acá nos seguimos, vamos a probar suerte allá”, así que nos vinimos con mi familia, mis padres, dos hermanos y una hermana. Empezamos de cero a aprender el idioma, después fuimos a la facultad, empezamos a trabajar, y acá estamos hoy.
Su padre y hermanos viajaron primero, ella se quedó en Argentina para terminar la secundaria y con 18 años llegó a Países Bajos sin saber una palabra de neerlandés. “Me tocó aprender el idioma de grande, y para colmo me metí a estudiar biología médica en la facultad. Tenía todos los libros en inglés, y yo sabía el inglés básico del colegio, las clases eran en neerlandés; pero bueno, aprobé y después ya pude empezar a trabajar”, recuerda Gabriela, que pese al desafío de tener que aprender un idioma totalmente distinto y acostumbrarse a otra cultura resalta: “El clima es lo peor de todo, ya llevo 24 años acá y no me acostumbro al frío, no hay manera”.
Cuando habla de su relación con el deporte, Gabriela cuenta: “En Argentina hacía deporte solamente en el colegio. Hacíamos atletismo, voley y cestoball. Cuando llegué acá empecé a correr porque era algo que podía hacer sin tener que hablar con nadie, pero una vez que empecé a aprender el idioma me anoté en equipos de voley, lo hice mucho tiempo, hasta que las rodillas se declararon en huelga (risas). Y ahora hago voluntariados de toda clases de deportes y camino, que es lo único que me permiten mis rodillas”.
Gabriela lo dice con pesar, pero también con el entusiasmo de quien encontró una forma de mantenerse cerca de los deportes, sin ser partícipe dentro de un campo de juego: “Es complicadísimo, porque para mí era mi manera de vaciar la cabeza, pero por eso ahora me gusta tanto verlo, además de la posibilidad de aprender otros deportes que jamás había visto. Por ejemplo, yo de handball no tenía ni idea, y ahora es como que te tirás de cabeza en un nuevo deporte y aprendés muchísimo”.
PM: ¿Qué tareas estuviste cumpliendo en este evento?
GM: Siempre podés elegir funciones cuando te anotás, aunque no siempre te toca lo que elegís, y en particular en este evento estuve un poco lenta y no me di cuenta de que al ser la única argentina, y la única que habla español, podría haber sido la attaché de Argentina, o sea la persona que acompaña al equipo a todos lados. Pero como se me prendió tarde la lamparita, me tocó estar en el área de prensa. Y básicamente estoy dentro del centro de prensa ayudando a los periodistas, repartiendo listas, entregando las pecheras a los fotógrafos, chequeando el tema de la comida en la sala, que haya internet. Después en la zona mixta nos aseguramos de que cada acreditado esté en el sector que le corresponda cuando hacen las entrevistas, y que las jugadoras pasen por zona mixta y no vayan directo para los vestuarios, esas cosas. Y un día, durante un par de horas, me tocó estar escaneando las entradas de los espectadores.
PM: ¿Qué es lo mejor de participar de estos eventos como voluntaria?
GD: Lo que me más gusta es que gracias a los voluntariados no solamente tenés acceso a conocer el deporte en sí, sino al detrás de escena, a interactuar con los protagonistas y ver una parte de la organización que si venís como espectador no la conocés. Tenés otro punto de vista de cómo funciona todo, y para mí que soy tan social, si me toca estar en contacto con espectadores, también me la paso de maravilla porque me la paso hablando con todo el mundo. Conocés muchas historias, e incluso dentro del grupo de voluntarios, que ya somos como 300, te vas encontrando gente que ya viste en otro evento y es como que somos una familia; eso muy lindo.
PM: Es curioso que hayas empezado gracias a un impedimento que te deja fuera de las canchas, y que hayas encontrado esta forma de involucrarte. ¿Por qué te llamó la atención?
GD: Primero que nada, yo no sabía que los eventos se hacían con voluntariados; me llamó muchísimo la atención que la gente hiciera tantas cosas sin que les pagaran, que lo hicieran sólo a cambio de una remera o campera del evento y un almuerzo o una cena, dependiendo del horario que le haya tocado. Cuando me empecé a anotar, vi que cada vez que me llegaba un mail avisándome que había tal o cual evento, al día siguiente ya estaban cubiertos los cupos; es impresionante la cantidad de gente que hace voluntariados acá, y lo que me encantó fue el espíritu de ayuda que tiene el neerlandés y todos los que participan.
PM: ¿Hubo algún evento que te haya gustado más o que te haya impactado?
GD: Hubo un año que se hicieron los Invictus Games* en La Haya, y me designaron como coordinadora de un grupo de voluntarios, así que iba de un lado para otro y pude ver todos los deportes. Ese evento fue una cosa impresionante, y ver cómo se preparaban los atletas, cómo competían, te ponía la piel de gallina. Porque ves a tanta gente con tantos impedimentos físicos dándolo todo que te ponés a pensar “a mí me duele la cabeza y no puedo salir de la cama”. Eso para mí fue un ejemplo, me llamó muchísimo la atención.
*los Invictus Games son un evento multideportivo internacional creados por el Príncipe Harry, Duque de Essex, para personal militar herido, lesionado o enfermo, tanto en servicio como veteranos. La primera edición se celebró en 2014 y en 2020 se llevó a cabo en La Haya.

PM: Imagino que antes de participar por primera vez no tenías tan en mente cómo se hacía tal o cual cosa. ¿Te pasó esto de pensar “Ah, mirá cómo hacen esto”?
GD: Sí, totalmente, es como que te abre la cabeza. Además, yo fui rotando de deportes y de funciones, con lo cual he tenido de esas situaciones más de una vez, hacés cosas que jamás te imaginaste que se hacían. Por ejemplo, una vez hice una cosa que uno podría pensar que realmente es de lo más irrelevante, pero que evidentemente se hace siempre, y realmente no me gustó (risas). Justo fue un evento que no era deportivo, fue en Holiday on Ice, y en el último día tuvimos que despegar los números de asiento de cada una de las butacas. Éramos un grupo de 20 personas y despegamos las etiquetas de los 10.000 asientos, y como eran medio de papel, tuvimos que hacerlo con las uñas, con cuchillitos, y ahí pensé: “pensar que antes hubo gente que tuvo que venir a pegarlos uno por uno”. Es algo que nunca se me habría ocurrido, pero que alguien lo tiene que hacer.
PM: Imagino que estas experiencias te hiceron cambiar la forma de ver estos eventos, ¿no?
GS: Sin dudas. Valorás todo mucho más, y cuando llegás a un evento saludás al que está en la entrada, pensás en cómo el que está parado en un pasillo dando indicaciones tal vez estuvo toda la mañana diciendo para qué lado está la entrada, repitiendo lo mismo 800 veces, y siempre con una sonrisa. Es impresionante, a mí me encanta y la verdad es que me abrió la cabeza en ese sentido, es espectacular.
Gabriela había llegado a Países Bajos con la idea de estudiar bioquímica, pero se terminó decantando por la biología médica, una rama de las ciencias biológicas que estudia el funcionamiento del cuerpo humano a nivel celular y molecular para comprender mejor la salud y las enfermedades. Cuando estaba por terminar la carrera, recibió un llamado para trabajar en el Erasmus University Medical Center (Erasmus MC), el hospital en el que había realizado una pasantía durante sus estudios, y donde ahora se desempeña en el laboratorio en el área de radiología y medicina nuclear. “El deporte siempre fue lo mío, siempre dije que iba a hacer algo con el deporte o con los niños, y terminé haciendo biología, que nada que ver (risas), pero como que al final estas tres cosas son lo que me mueven”, explica.
Y en esa misma línea responde qué es lo que más destaca de las experiencias en los voluntariados: “A mí me parece súper lindo el sentir que estás dando tu granito de arena. Si bien ahora estoy ayudando en el área de prensa, yo en la cartera tengo varios marcadores porque sé que cuando terminen los partidos va a haber muchos chicos que van a venir a pedir algo para hacerse firmar las camisetas por las jugadoras. Son pequeñas cosas que vas pensando a medida que vas viendo cómo funcionan las cosas, y que ayudan a que la gente disfrute al máximo esto. Y es verdad que no te pagan, y tal vez llegás a tu casa agotada, pero realmente te vas con el sentimiento de que hiciste la buena acción del día, eso es lo que más me gusta”.
Una voluntaria se acerca y le habla a Gabriela en neerlandés, que después del diálogo aclara entre risas: “Me dice que ya volvió de mirar y que me puede relevar, lo que no sabe es que todavía estoy acá porque me dio culpa haberme ido a mirar el partido de Argentina”.
Pongo fin a la grabación y seguimos charlando de sus próximos eventos: un torneo de padel, y probablemente el mundial de hockey sobre césped del próximo año, que tendrá a Amstelveen como una de las sedes, y al que es probable que su prima, fanática del deporte, venga también para participar como voluntaria. Así, entre bromas, responsabilidades y esa mezcla de vocación científica y pasión deportiva, Gabriela encarna el espíritu del voluntariado: personas que, sin buscar protagonismo, brindan su tiempo y sostienen con pequeños gestos la experiencia de quienes se acercan a vivir estos torneos, ayudando, casi sin proponérselo, a que sea una experiencia inolvidable.







Hermosa nota PM! También la historia de vida de Gabriela. Gracias a personas como ella y otras miles de las que se nutren los grandes eventos deportivos! Los voluntarios de detrás de escena pasan desapercibidos, pero sin ellos sería imposible el éxito de esos mega eventos! Muchas gracias !