España cambió el relato al que el mundo entero estaba acostumbrado derrotando a Noruega (22-28) en las semifinales y clasificándose para la gran final de un Campeonato del Mundo por primera y única vez en su historia. Mañana a partir de las 20:30h se enfrentarán a Países Bajos, quien disputa su segunda final en la historia de los Mundiales y buscará colgarse el metal dorado por primera vez.
NAGORE ODRIOZOLA | Kumamoto, 14 de diciembre 2019
Saltaba la 'sorpresa' en el Park Dome de Kumamoto con la victoria de Países Bajos sobre Rusia por la mínima (32-33). El primer finalista de este Campeonato del Mundo de Japón iba a ser, cuanto menos, inesperado de acuerdo a los pronósticos que se habían hecho previamente. Y es que, tanto la mayoría de jugadoras, como técnicos, periodistas y aficionados/as daban por hecho que Rusia iba a ser como mínimo candidata a llevarse la medalla de oro en la gran final del domingo. La selección neerlandesa, en cambio, tenía otros planes y daba el primer, que no último, golpe del día sobre la mesa. El segundo vino justo después, y lo daba España.
La selección dirigida por Carlos Viver se enfrentaba a Noruega un año después de su última derrota ante las nórdicas en la Main Round del Campeonato de Europa disputado en Francia. Por aquel entonces el resultado fue de 26-33 favorable a la escuadra capitaneada por Stine Oftedal pero, ayer, era el día de cambiar el relato. Lo que estaba en juego sobre el 40x20 del Park Dome era lo más importante por lo que las Guerreras han luchado en toda su historia a nivel mundialista y así es como enfrentaron el reto. "El equipo se ha metido de lleno en el partido en modo finalista, de principio a fin y ha salido todo bien", se alegraba el técnico español, visiblemente emocionado tras el encuentro.
España encaró a Noruega "de igual a igual" según afirmaba la guardameta Darly Zoqbi y puso en serios aprietos el sistema nórdico, ese que normalmente resulta tan efectivo ante cualquier rival. La actuación de la defensa española fue inconmensurable, con sus porteras altamente efectivas en la retaguardia y en especial con una Silvia Navarro que demostró al mundo entero por enésima vez por qué es ya, a día de hoy, toda una leyenda del balonmano digna de recordar. Y es que no sólo la vimos desesperar a las lanzadoras nórdicas, sino también romper contras y hasta retorcerse en el suelo como acto reflejo para no permitir marcar a Camilla Herrem uno de esos balones en forma de 'roscón' que tanto acostumbra a lanzar con acierto.
Los primeros treinta minutos el duelo siguieron el guión establecido, aunque Noruega no pudo despegarse en el marcador en ningún momento para sorpresa de muchos. En realidad, si atendemos a todos los partidos que se habían disputado previamente durante el Mundial la sorpresa no hubiera sido tal. Y es que España venía demostrando argumentos de peso con los que desbaratar las posibilidades de las que algunos se osaban a llamar "claras favoritas" y es, precisamente lo que ocurrió. Las dirigidas por Carlos Viver bloquearon a la instigadora de la magia de Noruega, Stine Oftedal, que en el día de ayer no podía encontrar soluciones para la situación que España le estaba presentando. Ni siquiera el, contraataque, que es el arma principal de las dirigidas por Thorir Hergeirsson funcionó en la noche de ayer y de esta manera, las Guerreras veían cómo los minutos avanzaban y la diferencia en el marcador seguía ampliándose.
La sensación era de una España dominante sobre Noruega en todos los aspectos del juego. "Es que hoy nos ha salido todo", afirmaban algunas de las Guerreras al término del partido. "Habíamos hablado previamente de lo importante que iba a ser mantener la calma durante los sesenta minutos, porque es un fallo que hemos tenido dos veces en este Mundial", comentaba Nerea Pena en Zona Mixta. "Al final no les hemos dejado correr y la defensa ha sido brillante", sentenciaba visiblemente contenta.
Lo cierto es que las caras de preocupación de Oftedal, Herrem, Loke y compañía se acentuaban cada vez más y, en contraste, las Guerreras cada vez parecían jugar más cómodas y con ese extra de energía que te da el hecho de ver cómo estás dominando el juego ante una selección que se ha ganado con creces el título de favorita allá donde va. A falta de un cuarto de hora Alicia Fernández establecía el +6 favorable a España que ya empezaba a traducirse en una posible victoria real. Los goles de las Guerreras siguieron llegando hasta incluso poner el +8 a falta de menos de diez minutos y Noruega seguía sin encontrar soluciones sobre el Park Dome. A tres minutos para el final, Nerea Pena miraba el marcador y, según ella misma declaró después entre risas, pensó "ya no podemos joder este partido".
Sonó la bocina en el minuto sesenta y estalló la expedición española. Las lágrimas de Silvia Navarro, imposibles de contener, los gritos de alegría y los cánticos acordándose de su capitana Carmen Martín, a quien todas quisieron dedicar el triunfo tan especial, se adueñaron del estadio. Acababan de escribir una página en el libro de la historia del balonmano español y aunque aún cueste asimilar, mañana mismo por primera vez, las Guerreras van a disputar una final del Campeonato del Mundo. Y sí, quieren llevarse el oro.
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