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Un millón de cosas más

"Parece que las cosas vuelven a la normalidad poco a poco”, explica Zooey Perry (Billingham, Reino Unido, 1996). Se refiere a las calles de Londres, donde reside actualmente y cuya estampa permanece estando lejos de lo que acostumbra a ser. La capital de Inglaterra comienza a reabrir sus establecimientos y eso le supone a Perry, quien trabaja en el siempre abarrotado pub The Moon Under Water en plena Leicester Square, volver a su actividad laboral.


Pero Londres no sólo luce más vacía de lo habitual estos días, también le ha faltado color estas últimas semanas. Ese tan característico que llena Trafalgar Square y muchos otros rincones de la ciudad siempre a finales de junio. Hace un año se cumplía el 50 aniversario de los disturbios de Stonewall y el desfile del Orgullo LGTBI+ fue tremendamente multitudinario en la capital de Reino Unido. En esta ocasión, en cambio, la pandemia por el Covid-19 ha reducido visiblemente cualquier tipo de demostración grupal oficial. “Hubo alguna que otra actividad, al fin y al cabo la gente empieza a moverse poco a poco, pero este año no ha habido desfile oficial ni ningún otro acto institucional”, cuenta Perry. Pride in London, la organización sin ánimo de lucro que lidera el movimiento LGTBI+ de la ciudad, dio por suspendida (de momento) la campaña “You! Me! Us! We!” e hizo un llamamiento a toda la gente que hubiera querido participar este año para que vuelvan con más ganas en 2021. Aún así, a escasos 6 minutos caminando desde donde trabaja la joven británica, Piccadilly Circus no ha dejado de lucir en ningún momento sus tan características luces, en este caso por tan buena causa.

A pesar de la cancelación de los actos oficiales, durante el último mes Londres sí ha sido, como muchos otros rincones del planeta, escenario de diversas protestas multitudinarias contra el racismo. Bajo el lema “Black Lives Matter”, miles de personas han abarrotado las largas avenidas de la ciudad para condenar esta lacra social y, en consecuencia, estas fechas tan señaladas han servido para que este mensaje derive en otro que va más allá y pone sobre la mesa otra de las grandes causas por las que el colectivo LGTBI+ está luchando en Reino Unido: la reforma de la Ley de Reconocimiento de Género (GRA). El Gobierno Británico, bajo el anterior mandato, desarrolló planes para que las personas "puedan cambiar su género legal y poder autoidentificarse sin necesidad de un diagnóstico médico", pero la actual jefatura los ha descartado no hace más de un mes. Las medidas impulsadas ahora, de hecho, han sido tildadas de excluyentes hacia las mujeres transexuales y por ello, el eslogan "BLM" ha terminado transformándose en "Black Trans Lives Matter" durante los días nexos al 'Orgullo'. En contra de todos los prejuicios y la discriminación que aún sufre este colectivo tan vulnerable, miles de personas caminaban el pasado 27 de junio sobre el asfalto londinense, recordando a Marsha P. Johnson y clamando que las vidas negras transexuales importan.


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Si me preguntasen de qué color es el cielo sobre la maravillosa ciudad de Londres, no sabría si contestar “azul”. Lo cierto es que no acostumbra a serlo, pero cuando coincide y el sol se une a la función, no sólo resaltan los majestuosos cimientos que abarrotan la capital, sino que de alguna manera también se ensalza esa diversidad que tanto caracteriza y embellece a esta ciudad. Siempre tan magnética. “No hay otro lugar como Londres para vivir en diversidad”, explica Zooey, a quien no le falta razón. Ella llegó en 2016 habiéndose criado al nordeste de Inglaterra donde prácticamente la totalidad de los niños y niñas crecen respirando fútbol, pero siempre guardó ‘un as en la manga’. Tiene doble nacionalidad, es británica pero también noruega, y a pesar de no haber vivido nunca en la cuna del balonmano, sí ha visitado Noruega de forma esporádica. “Siempre que he ido allí he terminado uniéndome a algún entrenamiento, y la verdad es que aquello despertó mis ganas de involucrarme más en este deporte. De hecho, elegí la Universidad Middlesex para mis estudios en Londres porque tiene equipo de balonmano”, afirma la que es actualmente portera del London GD Handball Club, uno de los clubes de balonmano más importantes no sólo de la ciudad sino de todo el país. Lo cierto es que tras los Juegos Olímpicos de 2012 el balonmano tuvo cierto empuje a nivel nacional y, aunque a día de hoy siga estando muy lejos de poder equipararse a la gran mayoría de federaciones internacionales, podemos confirmar que aún sobrevive en tierras donde nunca le favoreció la cultura deportiva local.

Balonmano en Londres
Zooey Perry, en un partido con el London GD esta temporada | Foto: Richard Brooks

Por supuesto, el concepto de 'diversidad' al que hace referencia como una de las características principales y probablemente más importantes de la vida londinense, poco o nada tiene que ver con lo meramente deportivo. Y es que, Zooey Perry no sólo creció jugando al fútbol. Creció jugando al fútbol en su colegio, pero en el equipo masculino, porque era ahí donde según su cuerpo y el género al que estaba asociado entonces, debía competir. En aquella época, y hasta que decidió transitar a los 14 años, la joven británica tuvo una lucha interna que la llevaba constantemente a preguntarse quién era en realidad. “Quizás donde yo vivía, aunque en general sea un sitio agradable, no era el lugar más acogedor para alguien como yo en aquella época”, relata. El hecho de cuestionarse a sí misma y tomar una decisión a tan temprana edad, con todas las consecuencias que tuvo a su alrededor, dice, la ha vuelto “mucho más dura” a la larga, y la seguridad y la autoconfianza que transmite a la hora de hablar de ello, son dignas de mención. Es más, explica que una de las cosas que más le preocupa es que las personas de su entorno a veces no saben cómo hablarle, ni qué decir o qué no decir por miedo a ofender, o simplemente por puro desconocimiento.


Tristemente, los tabúes que aún existen, entre otras cosas, impiden la normalización de cualquier debate y, sobre todo, impiden la formación de tantas mentes necesarias que estarían más que dispuestas a desaprender primero para después ponerse al día. “Yo soy consciente, y siempre lo he sido, de que probablemente soy la primera y la única persona transexual que las personas de mi entorno hayan conocido jamás. Por eso, entre otras cosas, estoy siempre abierta a hablar de lo que sea necesario, para ayudar a la gente a comprender una realidad que quizás pensaban les quedaba lejana. Quizás así puedan evitar cometer algún error involuntario en el futuro con otras personas”. Así es como cree Zooey que puede ayudar a la gente a entender mejor las razones de la lucha por los derechos de las personas transexuales y, también, a normalizar una realidad que cada vez es más común. La joven británica habla tranquila y hace gala, probablemente sin darse cuenta del todo, de un sentido de la responsabilidad social adoptado, en parte, de forma totalmente voluntaria. “No ocurre prácticamente nunca, pero si alguien me llegara a ofender con alguna cuestión u observación, contestaré igualmente pero también le haré saber que eso podría resultar más ofensivo de lo que cree”, apunta.


"Estoy orgullosa de ser trans, pero no es algo que me define. Soy un millón de cosas más"

Perry recuerda sus años de secundaria como una época no muy agradable, “como lo es en general para la mayoría”, aclara. Entonces jugaba al fútbol y hubo quien no se lo puso fácil en el equipo, por así decirlo, y terminó por dejar de practicar deporte. Al menos durante esos dos años en los que ella trataba de descubrirse a sí misma y atravesaba una de las etapas más importantes de su vida. “Muy posiblemente lo dejé por aquellos niños que no me trataron bien pero, después, una vez terminado secundaria y durante esos dos años antes de la universidad en los que me sentía mucho más libre y con mucha más confianza, ahí decidí volver”, afirma. Volvió al fútbol porque era el deporte más popular y recuerda que lo empezó a disfrutar mucho más de lo que había hecho hasta el momento. Evidentemente los miedos y las dudas le asaltaron a la hora de unirse a un equipo femenino. “Era una situación totalmente nueva para mí, no sabía cómo me iban a recibir y cómo se lo tomarían, pero la verdad es que me encontré gente fantástica y hoy por hoy puedo afirmar que jamás he tenido ningún problema debido a la relación con mi propio género y sexualidad en ningún deporte que he practicado”, asegura y sentencia: “Siempre me he considerado una persona fuerte y creo que tengo dotes de líder. No me cansa el hecho de tener que ser ‘la abanderada’ si es lo que me toca ser en un momento concreto, al fin y al cabo estoy orgullosa de ser trans. Pero no es algo que me define porque, evidentemente, antes de transexual soy un millón de cosas más”.


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Observa por la ventana de su habitación la ausencia del habitual gentío por las calles de Londres. El sol es imponente, se trata en toda regla de uno de esos comúnmente denominados ‘días de playa’. Es posible que, además del efecto de la pandemia, esa sea otra de las razones por las que al menos durante estos días, no se vea tanta gente recorriendo la ciudad. La televisión confirma justamente esta teoría. Al parecer, muchísimas personas (haciendo caso omiso de las recomendaciones que aún hoy debemos seguir teniendo en cuenta) han optado por irse a la playa durante el fin de semana. Concretamente a unos 170 kilómetros de la capital, la costa sur de Inglaterra se encuentra abarrotada de personas queriendo disfrutar de algo de sol y del mar. Ha sido una de las estampas que más se ha viralizado estos días, lo cual parece irónico ya que Bournemouth, por ejemplo, ha suspendido su torneo anual de balonmano playa. “Me hace gracia que se cancele la competición y luego la playa se llene hasta arriba”, comenta Zooey haciendo obvia la ironía. Asidua en este tipo de torneos veraniegos lo más probable es que, si la situación hubiera sido otra, la portera del London GD hubiera participado en ese o en cualquier otro.


Para ser justos, Perry llegó al club londinense a mitad de esta misma temporada. Concretamente el pasado mes de enero y, hasta la fecha, fue integrante del club Olympia HC durante casi dos temporadas. De hecho, fue en este equipo donde “Effy” hizo historia. Tras dos años jugando en el equipo de la Universidad de Middlesex, donde fue elegida capitana y ganó el trofeo de la competición de universidades, además de recibir el galardón a la mejor capitana del año, la guardameta dio el salto a la Premier Handball League en la temporada 18/19. “Sentí que quería más. Quería jugar más y participar en más competiciones”, asegura. De esta manera, Zooey Perry se convirtió en la primera jugadora abiertamente transexual del balonmano británico, y en la primera no sólo en competir en la PHL, sino también en hacerse con el título de campeonas.

Trans pride flag, handball in london
Tras ganar la liga 18/19 con el Olympia, Perry posa con la bandera del orgullo trans | Foto: Sabrina Farhan

De no haberse suspendido esta temporada por razones obvias, quizás este año hubiera sido el año en que volviera a levantar el título por segunda vez consecutiva. Hasta la fecha de la suspensión (la última jornada se disputó el 14 de marzo) el London GD lideraba la tabla con un punto más sobre el Olympia. Si bien es cierto que el antiguo equipo de Perry contaba con un partido menos disputado, también faltó que ambas escuadras jugasen entre sí el duelo definitivo. En esas circunstancias en las que cualquiera de los dos equipos podría haber resultado campeón, la England Handball Association decidió no conceder título alguno, aunque tampoco dio por cancelada la temporada por aquello de las plazas europeas (a las que tristemente siempre han de renunciar por cuestiones económicas, dicho sea de paso). Con cierto atisbo de nostalgia "Effy" enumera todo lo que ha tenido que ser suspendido: no sólo la liga, también los torneos de playa, el torneo de las naciones... y "lo peor", según ella, es que "no está clara la vuelta". Las competiciones deberían volver a arrancar en septiembre pero en el peor de los casos la EHA podría suspender la temporada. "En el mejor de los casos volverán en octubre", comenta mientras asume que ella ya no va a estar en ninguno de los dos escenarios posibles.


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"Me voy a Noruega", dice. En realidad, Zooey ha terminado este año sus estudios universitarios en Londres y ha decidido marcharse. La razón no es cualquiera, y es que tiene la oportunidad de partir hacia "el país de su corazón". Ella es artista (hace menos de un mes se estrenó profesionalmente en Twitter con la cuenta @ehn_design), pero no sólo por estudios. Desde muy joven se le dieron bien las herramientas de diseño y edición de vídeo y a ella siempre le gustó experimentar. "También en la vida, por eso me voy a Noruega un tiempo. Quién sabe hasta cuando, pero tengo claro que ¿si no es ahora, cuándo?", se pregunta.

Abiertamente declarada fan de la guardameta francesa Amandine Leynaud, no le hace ascos a "llegar a suceder a Katrine Lunde algún día" (según termina de decirlo se empieza a reír). "Creo que empecé tarde en esto del balonmano, aunque tengo mucha ilusión por continuar jugando en Noruega y llegar a competir al máximo nivel posible, la realidad es la que es. Eso sí, nunca digas nunca", comenta ante la idea de poder llegar a competir a nivel profesional en uno de los países considerados como el 'paraíso' de este deporte.


Se marchará de Londres a finales de verano y sus miras, de momento están puestas en la ciudad de Oslo. "Es lo más parecido a Londres que puedo encontrarme en Noruega", comenta. A falta de tan poco tiempo para dar un paso tan importante, los nervios comienzan a brotar, y es que cambiar de país no es sólo mudarse de ciudad, es integrarse en una nueva sociedad con distinta cultura y todo lo que ello conlleva. En ese sentido está tranquila. "Es cierto que mis visitas anteriores a Noruega han sido breves, pero por el contacto que he tenido, puedo decir que se trata de una sociedad altamente tolerante", apunta. De hecho el balonmano nórdico ya cuenta con dos figuras más que referentes de la comunidad LGTBI+ a nivel mundial: Gro y Anja Hammerseng-Edin. Ambas están en el foco mediático desde hace años por sus carreras deportivas, pero desde que se retiraran de la práctica del balonmano de élite, promueven la visibilización de su realidad mediante diversos proyectos (libros, charlas, entrevistas, etc.) que tratan de ayudar a quienes, aún hoy, el día a día se les hace un mundo.


"Creo que la visibilización es fundamental para que sigamos avanzando. Cuando yo empecé en el deporte no tuve a ninguna persona transexual que allanara mi camino, por así decirlo. En el mundo del deporte no había referentes trans y yo tuve que 'hacerme a mí misma' digamos", explica y añade: "Además, creo que también es importante estar orgullosa de una misma, de lo que se es, porque nunca sabes quién va a necesitar verse reflejada en ti. Quiero pensar que puedo ayudar a quien no se vea capaz de dar el paso en el mundo del deporte".


Tiene claro que algún día volverá a Londres pero, ahora mismo, es hora de cambiar de aires. "Veremos a dónde me llevan mis pasos, la verdad es que sólo busco ser feliz. Eso sí, - bromea -, si termino jugando para la selección de Noruega, Playmaker tendrá la exclusiva, ¡de eso no te quepa duda!", se vuelve a reír.

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