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El regreso de Chana Masson


Stian Høgsveen | Storhamar Håndball Elite

La nieve cubría todo el paisaje visible desde la ventana de un tren que me llevaba de Oslo a Hamar, una ciudad unos 130 kilómetros al norte de la capital noruega. La temperatura en el exterior era de -9°C, bastante distante a los 8°C o 10°C de promedio que habitualmente se sienten en Buenos Aires durante el invierno. ¿Pero qué me llevaba a conocer aquella ciudad? Bueno, no era tanto la ciudad lo que me llamaba, sino la historia de una arquera brasilera de 40 años, que seguramente estaba mucho más acostumbrada a esas temperaturas que yo.


No es que en Capinzal, la ciudad natal de Chana Masson, estén tan acostumbrados a semejante frío. De hecho, los inviernos en Santa Catarina los imagino más bien parecidos a una primavera noruega. Pero en las casi dos décadas que lleva jugando en Europa, Chana se habrá acostumbrado a estas temperaturas. La 4 veces olímpica está de regreso bajo los tres palos; luego de haber anunciado su retiro para formar una familia y de haber sido madre de Julia en febrero de 2018, la ex arquera de Odense HC decidió volver a las canchas, empezar de nuevo en Escandinavia*.


*esta entrevista se realizó en el mes de enero de 2019 en Hamar, Noruega. Playmaker | Women's Handball ya existía como idea, pero no había cobrado vida. En el lapso de un año, pasaron cosas…Chana Masson juega ahora en CSKA Moscú. Esperamos poder contar esa segunda parte de esta aventura más adelante…


 

“Estoy en la estación”, me había escrito. Bajé del tren e intenté buscarla entre la multitud. Mi baja estatura me impidió encontrarla, pero el andén se empezó a despejar y logré divisarla cerca de la salida; camperón rojo hasta las rodillas, anteojos y un par de botas que no eran tan antideslizantes como ella creía (“casi me caigo llegando a la estación, ¡el piso está muy resbaloso!”). “¿Cómo estás?, ¿cómo fue el viaje?”, me preguntó mientras se agachaba para saludarme con un abrazo. Le dije que estaba un poco frío para mis estándares. “Bueno, yo me estoy acostumbrando a la nieve, ¡en Dinamarca no nevaba de esta forma!”, me dijo mientras caminábamos hacia una cafetería para charlar y descongelarnos. El hielo que cubría la vereda estaba tan resbaladizo que caminábamos en cámara lenta para no caernos.


La calidez de una cafetería a pocas cuadras de la estación era todo lo que necesitaba, podía sentir cómo mis pies volvían a cobrar vida, con esa sensación de que ahora sí circulaba sangre por todas las extremidades. En un perfecto acento danés (para mis oídos poco entrenados, era un acento perfecto), Chana pidió dos lattes. Era una cafetería en la que también vendían muebles, medias de lana, anotadores, velas y muebles rústicos. Nos sentamos en una barra pegada a la vidriera, con vista al lago Mjøsa (el lago más grande de Noruega, así como uno de los más profundos de Noruega y de Europa, gracias Wikipedia). “Hablo en danés porque todavía no puedo hablar en noruego, pero son muy similares, así que me resulta fácil comunicarme”, me dijo. Mientras conversábamos noté que la charla se volvía interesante así que le consulté si ya podía empezar a grabar. “¿Ya?”, me preguntó con una sonrisa.


Parte 1: Una nueva vida en Brasil


Poco antes del final de la temporada 2017 Chana anunció que terminaría su carrera como jugadora de handball. Aún tenía un año de contrato con Odense HC, pero ya le había avisado al club que ese último año intentaría formar una familia. Era tanto su deseo como el de su esposo, Jairo; y el sueño se cumplió al poco tiempo de haber jugado su último partido como profesional. En febrero de ese año había empezado un tratamiento con hormonas, disputó su último partido el 20 de mayo y el 6 de junio confirmó que estaba embarazada. Al día siguiente voló a Brasil con su esposo para empezar una nueva vida.


“Mi esposo era jugador de fútbol profesional, de modo que nuestra idea siempre fue ahorrar dinero y volver a Brasil. Pensábamos en tener algo propio y continuar nuestra vida en nuestro país. Fue por eso que tal vez no me preocupé por algunas cosas. Quedé embarazada, y agradezco a Dios por eso, porque tuve que someterme a tratamientos en Dinamarca para conseguirlo, y todo salió muy bien; la planificación fue buena, pero cuando llegué a Brasil, embarazada, queriendo empezar una nueva vida…qué mal salió todo. Porque yo ya no sabía quién era. “¿quién soy ahora?, me preguntaba. Siempre fui jugadora de handball, arquera, y de repente me encontraba sin una identidad. Fue muy duro para mí. Si no me quebré fue porque estaba embarazada y estaba muy feliz por ello”.


Chana se estableció en Florianópolis, a 400km de su ciudad natal, Capinzal, y a unos 1100km de Rio de Janeiro, donde vivía la familia de su esposo. Consiguió un trabajo en el ámbito del handball, como entrenadora, pero las condiciones eran un poco más complicadas de las que ella esperaba encontrar. “Fue un poco shockeante. Yo sabía que sería un nivel diferente al que acababa de dejar en Dinamarca, pero no imaginé semejante diferencia. Cuando mi hija Julia tenía apenas un mes, yo ya estaba entrenando a estas chicas. Fue un shock sobre todo en la parte organizativa. Estaban acostumbradas a trabajar con tan poco que me hizo pensar lo mucho que yo había tenido durante mi carrera. Entrenaba a unas 40 chicas con dos pelotas, sin resina, en una cancha de 30x20 que tenía que compartir con los chicos; ellas realmente querían mejorar y trabajaban muy duro, pero yo vi al handball brasileño mucho peor que cuando me había ido hacía 20 años”.


Además de lidiar con los obstáculos de su nuevo trabajo, Chana comenzó a ver que sus inversiones no estaban yendo como ella deseaba, por eso luego de casi un año de haber vuelto a su país, algo la despertó: “Quería volver a Europa. Mi esposo no quería volver en ese entonces. Los últimos años en Dinamarca nos quedamos porque yo era la que seguía jugando, él se había retirado a los 34 porque no encontraba la motivación para seguir, por eso esos últimos años él se sintió un poco perdido y quería volver a Brasil, para él lo mejor era estar en nuestro país, porque, aunque las cosas estuvieran difíciles, teníamos las condiciones para vivir bien, pero esa no era la vida que yo quería”.


Playmaker: Y ahora ya no pensabas en vos solamente…


Chana Masson: Claro. Para mí fue pasar de tener todo a, de un momento a otro…no era como no tener nada, pero en Brasil sin dinero no tienes acceso a un buen hospital, a una buena educación. Están los hospitales y escuelas públicos, por supuesto, pero no son tan buenos como aquí en Europa, donde son gratuitos. Por eso hablé con mi esposo y le dije que realmente tenía ganas de intentar volver a jugar. Sabía que sería difícil, porque ahora tenía a una hija y no sabía si algún club me contrataría, porque ese año cumpliría 40. No sabía si podría hacerlo o no, y sobre todo si habría algún club interesado, pero los hubo….


Parte 2: El regreso


PM: ¿Cómo fue el proceso de volver, de encontrar un club?


CM: Primero hablé con mi representante y le dije: ‘Estoy pensando en volver…’, él dijo ‘OK, ¡busquemos opciones entonces!’. En un comienzo buscó clubes top, me dijo ‘si volvés, tenés que hacerlo en lo más alto, cobrando al menos lo mismo que cuando te retiraste’, pero no encontramos esa oportunidad. Tuve ofertas de Rumania y Hungría, pero le comenté que mi prioridad era Escandinavia, por mi hija, porque conozco la cultura de la maternidad en estos países, ya no podía pensar en mí solamente. Además, no quería ir a cualquier equipo, porque después de haber estado en el más alto nivel por tantos años no quería nada menos que eso. Y entonces fue cuando recibí un mensaje de Heidi Løke.


PM: ¿Cómo fue esa conversación?, ¿cómo es que llegó a contactarte?


CM: Heidi me contactó para decirme que necesitaban una arquera, que el objetivo del club era ganar la liga, ‘es la posición que más necesitamos cubrir ahora mismo, ¡ven a Noruega!’. Y pensé que eso era exactamente lo que estaba buscando. Además de que se trataba de un equipo de Escandinavia pensé que seguramente el club era muy profesional, porque ella no estaría en un club que no lo fuera.


PM: ¿Qué tan difícil fue volver a estar en forma y tener la confianza para ser una atleta profesional nuevamente después de tu embarazo?


CM: Bueno, cuando pensaba en volver a las canchas, nunca pensé por cuánto tiempo lo haría, sólo quería estar de vuelta en Europa para poder darle una mejor calidad de vida a mi hija. Había aumentado unos 18 kilos durante el embarazo, así que cuando firmé por Storhamar visité a un médico para empezar a ponerme en forma, y lo conseguí. Llegué a Hamar en un buen estado físico. El club quería que llegara directo para un torneo que jugaríamos en Viborg, Dinamarca, Generation Handball, pero hablé con ellos y les comenté que prefería entrenar con el equipo al menos uno o dos días. Así que llegué aquí y entrené dos días con el equipo. Y creo que todos estábamos en duda, pensando en si lo lograría o no, pero luego fuimos al torneo y jugué realmente bien, así que pensé ‘ey, todavía puedo hacerlo’.


PM: ¿Cómo te estás llevando con este ‘nuevo comienzo’ en Europa?


CM: Vine aquí por mi hija y por la calidad de vida que quería darle. Firmé un contrato por dos años y pedí que me ayudaran a encontrar un trabajo para mi esposo, el club me ayudó con eso, para que ambos tuviéramos un salario. Además, estoy estudiando Management en Turismo y Hotelería de la Escuela de Turismo de Sevilla. Comencé esos estudios porque me eran accesibles, puedo hacerlo online, y porque en cierto modo siempre estuve vinculada con ese mundo de alguna manera; además de ser atleta siempre viajé y experimenté muchas cosas durante los viajes. Me gusta bastante hasta ahora y por el momento estoy pudiendo manejar bien los estudios, el handball y la maternidad.


PM: ¿Te ves regresando a Brasil después de estos dos años de contrato?


CM: Realmente no me veo volviendo a Brasil. Mi esposo realmente quiere regresar, pero también está muy contento con su trabajo aquí, de modo que no sabemos qué es lo que pasará después del handball. Si tuviéramos que regresar ahora, al menos sabríamos con qué nos encontraríamos, a dónde ir, iríamos con otra mentalidad; y sobre todo, volvería con una profesión, una carrera, un título.


PM: Entonces, volver a Europa era importante para vos, ¿alguna vez pensaste volver para hacer otra cosa?, ¿o por qué decidiste volver a las canchas?


CM: Decidí volver a jugar handball porque es lo que siempre hice. Realmente estoy disfrutando mucho este regreso y descubrí, poco a poco, que todavía lo llevaba dentro de mí, ese amor. Amo jugar, para mí no es un sacrificio y no me fue difícil volver. Cuando decidí terminar mi carrera fue porque quería ser madre, pero tomé la decisión de volver al handball cuando me di cuenta de que no podíamos vivir de la forma que esperábamos en Brasil. Tal vez si nuestras inversiones no hubiesen salido mal no se me habría cruzado por la cabeza esta idea, pero no solo nos fue mal, sino que además estábamos lejos de nuestras familias. Es decir que estábamos solos en Brasil, y las cosas no salían como lo habíamos planeado. Entonces pensé, ‘prefiero estar sola, pero en Europa y jugando al handball’. Podríamos haber intentado un año más allí, pero para ese entonces ya tendría 40 y me habría sido mucho más difícil volver, por eso mi esposo también estuvo de acuerdo. Firmé un contrato por dos años, luego analizaré qué pasa más adelante, pero para mí esa fue una situación de ‘ahora o nunca’. Debo decir, sin embargo, que siento las dificultades, físicamente sobre todo, me canso más rápido que antes, me cuesta más recuperarme. Cuando hablo con mi entrenador se ríe de mí, me dice que soy vieja, y sí, ¡estoy vieja! (risas).


PM: Imagino que entonces la parte física del entrenamiento es la que más te complica estos días…


CM: Sí, la peor parte para mí es el entrenamiento físico. Siempre fui muy buena en ese aspecto, ¡y ahora soy la última! (risas). Aquí en Noruega todas están muy bien físicamente y son muy rápidas. El ritmo ya era rápido en Dinamarca, pero aquí parece más todavía, soy la última junto con la otra arquera; ¡y no estaba acostumbrada a eso! Cuando tenemos entrenamiento físico me cuesta mucho, es mucho esfuerzo el que tengo que hacer.